Se trata de alguien que va dos veces al día al gimnasio y no come ni fritos ni grasas. Según palabras suyas, su físico famélico sin estar ni siquiera bien definido es "el fruto de la perseverancia y el esfuerzo". ¿Qué fruto? De verdad ¿vale la pena reprimirse y sacrificarse para tan poco resultado? ¿De dónde sigue saliendo la motivación si no hay resultados?
¿Y esa necesidad de hacer tanto deporte? ¿Tan vacía es la vida de esos obsesionados como para hacer algo tan poco productivo? Al menos si vuestros esfuerzos dieran fruto...
Dicen que les encanta hacer pesas, pero luego te dicen que en casa no pueden hacer porque les da pereza. A mí algo que me encanta lo hago en casa y lo hago fuera, ¿no será que no os gusta tanto? Que necesitáis aliviar vuestra obsesión para después llegar a casa y decir "ya he cumplido".
Lo de la sensación de bienestar y las endorfinas es una farsa que usan como argumento los obsesionados con el deporte, para justificar su transtorno. Simplemente vuestra obsesión os obliga a hacer pesas y a salir a correr como alienados, como el síndrome de abstinencia impulsa a fumar a los fumadores. No hay diferencia alguna, cuando los alienados del gimnasio llevan más de dos días sin hacer pesas o correr se sienten mal, como los fumadores cuando no tienen cigarros.
A mí lo que me produce bienestar es tener sexo con una mujer a la primera cita y después volver a casa escuchando la música que más me gusta en el coche, o hincharme a comer con una buena cena en un restaurante, etc.... Pensad la diferencia, pensad que os vais a poner a hacer pesas, ¿os hace felices? ¿Percibís lo mismo el pensar que vais a tener que hacer pesas a pensar que os vais a pegar una buena cena?
La felicidad se encuentra en la ausencia de frustraciones y de represiones, vuestra obsesión os impulsa a ser infelices.
No hay comentarios:
Publicar un comentario